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domingo, 28 de septiembre de 2014

Sin presencia (9)



Capítulo 9


Cada vez los días se convertían en una tortura, sólo en mis sueños la visualizaba, esperaba horas en la puerta para verla y saber que estuviese lúcida y bella como siempre, pero fue en vano, ni ella, ni sus notas aparecían. Mi pulso era cada vez más lento, por las noches miraba por la ventana y veía llover lagrimas, era una acepción horrorosa de la vida y la muerte, estaba muriendo por dentro, el retrato de Dorian se reflejaba en mi interior, y la luz del sol era tan resplandeciente que mis pupilas no llegaban a soportarla. Ermitaño, sólo, sin nada, sin primavera.


Quería que el ardor de la agonía me arrancara lo poco de vida que aún poseía, que el alma se me desprendiera para lograr saberlo todo, saber dónde se hallaba, su paradero o verla por un momento. Y fue la primera vez que la desee más que a mi primer amor.


Y cuando estuve a punto de perder esperanzas y tratar de hallarme en la oscuridad, con delicadeza alguien tocó a mi puerta, ¡ah! Querido lector, usted es quien sabe lo que sentí en ese momento, o se habrá imaginado; abrí la puerta, no era ella, pero si el muchacho del departamento 509.


—Esto es para usted, llegó por error a nuestra casa, pero claramente dice su departamento— dijo amablemente sonriendo, como si supiese y entendiera mi sufrimiento.


—Gracias compañero— respondí y le di unas cuantas monedas, él no paraba de sonreír, tomó las monedas y se marchó de mi vista. Examiné cuidadosamente el paquete, tomé un abrecartas y lo abrí, poco a poco, rasgando la cinta que unía la aberturas, dentro se encontraba una manta bordada con una variedad de colores, alegraba a la vista, y envuelta con ella un escrito: 






26 de julio 






Querido amigo: 






¡Vaya! Hace tiempo que no sabemos de ambos, pero si lo que quieres saber es si me encuentro bien, si, perfectamente.






Si ves a mi madre y a mi querido hermano, diles que me encuentro bien, sin embargo los extraño, pero me era imposible decirles en donde estoy puesto que no me permitirían realizar este sueño. 






Querido amigo, este es un lugar mágico, ¿recuerdas cuando dije que la escuela son meras chorradas?, pues lo es y decidí aprender por mi misma y por mis libros, y aprenderé de la vida, estoy muy emocionada, mi vida es como una verdadera historia de aventuras. Te dije que tenía esperanzas, y ahora que no te veo y te recuerdo, te extraño como nadie, quisiera que a mi lado estuvieses, pero yo no podría cambiar la rutina de tu vida, no tengo derecho, y te encantaría por que canto día y noche, el sol me escucha y la luna queda tan extasiada que su luz me ilumina como un reflector de teatro. Es un lugar muy bello, ¿recuerdas las flores primavera? Están más bellas que nunca, el clima les sienta bien, parecen contentas. Y mi compañero Lafrén las adora, ¿quién es?, es un compañero como nosotros, un soñador, un muchacho respetuoso de la vida y sus eventualidades, al cumplir los 13 años de edad, terminaba de sus labores cuando dos muchachos aturdidos por estupefacientes lo sorprendieron, moría de miedo, uno de ellos portaba una navaja y el otro un arma, con la que lo amedrentaron tratando de quitarle algo de dinero, cuando él les demostró no poseer nada, el muchacho del arma disparó, y la bala le dio en el muslo de la pierna derecha, por suerte terminó con vida y agradezco que se encuentre conmigo.


Querido amigo algún día espero volver a verte y recuerda todo ha de tener un significado.






Con todo mi amor, Lubia.