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miércoles, 30 de julio de 2014

Sin presencia (7)



Capitulo 7


Podrán ustedes ver que ella a pesar de no ser aquella mujercita, que en todo cuento, libro o poema describen, es hermoso el pensar que existe, y me colma de armonía.


Mire usted lector, soy un pragmático del amor, pero esto no es amor carnal, o pasional, no, esto es más bien algo espiritual, ella y yo ya fuimos unidos espiritualmente, y con eso me basta, me impresiona que aunque era una pequeña y tierna niña, tenga el pensamiento de un octagenario.


Pues bien, día sabático, los resfriados me sorprendieron en un día de lluvia, quedé empapado y al día siguiente el cuerpo de este hombre se quebrantaba como hielo en agua hirviendo, estaba débil y cansado, eran las 10:00 am y me levanté de la cama para poder tomar un sorbo de café caliente, seguido tomé uno de los cuentos que había comprado a mi sobrina de seis años y comencé a leerlo, Perrault era un genio de los cuentos de hadas y me fascinaba saber que la magia existe, y ciertamente existe, el amor es eso, magia, magia que viaja por todo el mundo, el universo.


Seguí con la lectura a pesar de mis ojos hinchados y tibios pero en el momento que tome la taza de café, la escuché, ahí estaba ella cantando una canción tan bella, con su voz coqueta y en ocasiones burlona, supe que era ella, esa chiquilla modesta pero maravillosa. 






Nota 3


20 de abril


Bien querido amigo no me tomes como modesta, jamás había yo dicho acerca de mi afición por el canto, no es algo que yo presuma, pero creo que ya no tengo nada que esconderte sin embargo yo no tengo la misma habilidad de saber todo de ti, sería mejor que algún día me lo cuentes, sólo basta con una cualidad, una actividad favorita, ¿que más da?, habrá más tiempo luego para conocerte más.


Fin.






21 de abril 


Soy un hombre solo pero me encuentro feliz, trabajador en turnos cortos, soñador en turno de 24 horas, jamás he montado en caballo y la música country me desmotiva porque la detesto, amo el sabor de las fresas, el olor de las rosas y sobre todo las páginas pulvorientas de un libro viejo.

martes, 29 de julio de 2014

Sin presencia (6)

Capítulo  6
Respondí de una manera poética,sin el  exquisito adorno como en las poesías de Pedro Calderón de la Barca o una carta parecida a las de Werther; fuera de su puerta yacían flores primavera blancas, con botones por abrirse, frescas y perfumadas.
No pude percibir su impresión al verlas, pero sentía emoción por que respondiera, y si, no tardo en hacerlo, debajo de mi puerta yacían frecuentemente notas de ella, con lineas matizadas de misterio y así sin siquiera cruzar palabras, sin saber yo su nombre, sin que ella preguntara el mío, éramos desconocidos en persona, amigos entre notas. 

Nota dos:
12 de abril
Que bellos colores, que bellas flores, supones que las comprendo, pues no mi buen amigo no soy como  esa pequeña Margarita de Andersen que en el jardín de la hechicera, las flores le hablan y le cuentan historias, soy más bien, un poco más ordinaria.
Fin.

Respuesta a nota dos:
13 de abril 
¡Vaya!, pero que modesta señorita, cree que no sé que usted posee una voz extraordinaria, cautivante, de manera que cuando la he escuchado se me ha parado el corazón.
Díganme: ¿seré yo testigo de una función más desde mi ventana?.

martes, 22 de julio de 2014

Sin presencia (5)



Capitulo 5


Lo sé, querido lector, estos capítulos son tan breves que no tienen derecho de ser llamados así, pues como ya lo he dicho, soy amateur en este arte, sólo es el simple hecho de que usted conozca a mi bella flor de primavera, mi fresca y empapada de elogio muchacha, el oasis de este corazón desierto, ella, ¡si! Ella ... Que sé que muere de ansias por conocer su nombre, le carcome la carne el pensar el enigma de nuestro vinculo que le he narrado; lo sé, pero tenga paciencia, créame que lo sabrá próximamente, créame que su alma se estremecerá al saber toda la historia de esta bella dama.


Llegaba a casa cuando una hoja de papel, doblada a la mitad caía suavemente al piso, la levanté, era una nota que decía 






"no existen colores más extraños que los que constituyen a la muerte, al amor, la locura, la amistad, el dolor, la compasión, etc. No soy alguien que Beethoven reconozca como su igual, puesto que no sé apreciar los colores de la música, dime ¿qué misterio se encuentra en ti, para que yo logre distinguir el color de tus ojos?" 






Escrita con letra infantil y redonda, para mi, era un hecho que ella era la dueña de tal escritura, pero no era una declaración de amor, no firmó la nota, nada, era una hoja de papel cualquiera, con letras entintadas de negro y un cumplido oculto entre su prosa. 

miércoles, 16 de julio de 2014

Sin presencia (4)



Capitulo 4


¡Ah! Mi querido lector, esta alegría se siente infinita, dirá que estoy enamorado, pero créame que hoy en día el amor lo encuentro más mofa que algo real; no, mi querido lector, esto es una felicidad meramente hermosa, pura y singular, como ella.


No podía evitar cruzar palabras con ella, usted señor lector notará lo maravilloso que sería hablar con un ser oculto entre las sombras pues es una eventualidad que no se vive todos los días, para mi fortuna, olvidé la llave del edificio, un hombre que vive solo no posee a alguien que pueda abrir su puerta, no me quedó más que aguardar la llegada de alguien para que la abriese, me dejé caer en uno de los escalones mientras contemplaba el cielo nublado, un niño caminaba con un perro grande, de un pelaje esponjado y sedoso, color marrón oscuro, era magnífico, corrió hacía mi y olfateó mis zapatos, lo acaricié por unos segundos y se fue, la lluvia estaba cerca, los previos relámpagos sonaban estridentes y enojados, el cielo se coloreaba de tonos grises y negros, el viento soplaba con fuerza meneando los árboles de un lado a otro, y ella venía en camino, con una falda azul, tenis sucios y su cabello alborotado por el viento, llegó a la puerta y me miró —¿que esperas?, no traes la llave— me sorprendió la manera en que me hablo, no esperaba que ella con su timidez me hablase de una forma tan ordinaria, —si, la olvidé— respondí —¡Pues vaya!, ya somos dos— y soltó una breve carcajada, se sentó junto a mi y pude notar sus piernas velludas y regordetas, ella lo percibió y con su suéter las ocultó.


—que mal tiempo, lloverá— dije


—¿si?, casi no me doy cuenta— dijo irónicamente.


—lo dije para evitar la tensión—


—no me importa la tensión, es mejor permanecer callados—sonrió—no lo digo para que te calles, sólo era una broma—.


No era nada de lo que esperaba, tenía toda la seguridad de poder hablar conmigo,


—¿llegas de la escuela?— pregunté


—si, es agotador, sólo quisiera quedarme en la cama mirando el techo y escuchando música todo el día, la escuela son meras chorradas, no hay nada ahí que pueda aliviarnos de este mal que el mundo carga—


—¿cuántos años tienes?—


—catorce, pero en algunos días tendré quince—


En eso llegó un muchacho alto, con barba y la cabeza rapada, ella lo saludó y se levantó de inmediato, el muchacho sacó la llave y abrió la puerta, ella se despidió de mi y subió corriendo las escaleras, quedé pasmado, no hubo tiempo para nada, ni para saber su nombre, maldije el día, maldije al muchacho, a ella y su sonrisa de blancos dientes que acompañaban sus mejillas rosadas, era la viva imagen de una rosa hermosa y teñida color carmín, sus ojos eras pequeños y claros, dulces como la miel, su cabello tenía una serie de tonalidades, entre negro, café y dorado, era sin nada más, una chica sin igual.

miércoles, 2 de julio de 2014

Sin presencia (3)



Capitulo 3 


Eran las 5:00 am, anhelaba escucharla, la emoción me mantenía nervioso, dormir era lo de menos, mi objetivo era aquel, volver a oír ese tarareo tan armónico y lleno de tranquilidad.


5:15 am tal vez ella se quedó dormida.


5:30 am aún existe cierta esperanza.


6:15 am nada, se escuchan otras regaderas pero la luz de su departamento sigue apagada.


7:00 am me despegué de la ventana y comencé con mi rutina diaria, decepcionado, sin esa llama que se encendía al recordar que yo me encontraba en un nuevo día; logré percibir la luz, sentí a mi corazón animado y acelerado, corrí a la ventana con la intención de escucharla, ¿era ella?, no, era un personaje silencioso sin nada que decir, que cantar.


Cada mañana sin excepción me encontraba despierto 5:00 am cerca de la ventana espiando la suya, para lograr reencontrarme con ese tarareo que a mi percepción era maravilloso, pero no conseguí nada, pasaron los meses y jamás apareció de nuevo a las 5:00 am.


Fue un gran golpe, había imaginado miles de cosas que pudieron haber pasado con su voz, tal vez Úrsula se la llevó, estaba enferma o decidió dejar de tararear en la regadera. Todo podía pasar, nada era descartable, son un sin fin de eventualidades posibles.


Y de un momento a otro lo olvidé, dejé de preocuparme por escucharla o averiguar quien se encontraba detrás de esa voz, ¿será la mujer apresurada? No lo sé, sólo el tiempo lo diría. No era más que un simple tarareo.