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domingo, 17 de enero de 2021

Fracaso

 

Ay mis queridos lectores a veces siento que la marea dentro de la pequeña playa de mi vida me da vuelcos en terrenos de poca profundidad, a veces siento que sufro sin la más remota idea de la vida real, a veces siento que lo que me hace daño es tan vano que siento pena y culpa, siento culpa porque mis privilegios deberían mantenerme agradecida por lo que tengo y lo que soy, sin embargo me siento insatisfecha, me siento triste, me siento como si el fracaso me arrastrara hacia sus entrañas y me hiciera trabajar para él, ahogándome en mis pesadillas sobre morir, sobre no poder sobrevivir al fin del mundo, que yo soy tan responsable de mis actos y que nada ni nadie lo es de mí o de lo que soy, que únicamente yo me he dejado caer en lugares que ciertamente no conozco y me siento perdida. El camino se ve claro pero la pendiente es cada vez más inclinada y me cuesta tanto, me cuestan lágrimas y comparaciones, la gente parece manejarlo fácil y ser entusiastas, pero sé que todos están librando sus propias batallas haciéndome sentir que lo que me suceda no es nada, no valgo nada para sentir, no debo sentir, sólo quiero que me pase una tragedia para saberme digna de llorar, de gritar que me duele, decirle al mundo que me aprisiona el alma algo que aun no logro dilucidar, que siento que fracaso en este plano, en todos los planos y cuando intento mejorar, intento ser feliz, también me siento culpable porque otros sufren y se esfuerzan consiguiendo cosas que yo deseo, sin embargo la vergüenza me acompaña porque lo que yo deseo es a base de ese sufrimiento y esfuerzo, y  en lugar de ello hacerlo fácil, llevadero y satisfactorio es como yo lo quiero, y cuando no lo logro, cuando lo que deseo no lo logro, la decepción y desilusión me toman fuertemente y me llevan a lugares oscuros de los que a veces no puedo salir. Y pienso, que si mi vida se compone de fracasos, por qué no he de acostumbrarme a ello, por qué sigo sintiéndome triste, por qué no puedo hacer bien lo que otros hacen, por qué me genera tanto pesar fracasar, por qué si sé que no me esforcé lo suficiente buscaba un resultado diferente, por qué no puedo aceptar que es lo que merezco, por qué quiero algo más, por qué, si mi vida se compone de fracasos. Me siento un fracaso ante la vida porque no he logrado nada por mi cuenta, o lo que he logrado no lo veo suficiente, me siento tan invalida, tan desmerecedora de cualquier lugar en el mundo, quiero en realidad sentir que ya no queda más que llorar hasta mojar mi blusa con lagrimas y mucosidad, todo me parece tan complicado y quejarme tampoco puedo, es también un privilegio porque la gente lo pasa peor. Sólo quiero dejar este plano en el que no tengo éxito, seguro entrar al ciclo será mi fase más exitosa porque vivir cuesta mucho, cuesta vida. La ansiedad me está destruyendo y sólo quiero acelerar las cosas. El dolor incesante que hay en lo que a mi vida concierne, es una gran desaprobación de mí hacia mí, soy la mayor juez en este juego de la vida y me decepciona, pero tampoco puedo sentir decepción por mi misma porque mi cuerpo ha hecho mucho por mí, le agradezco y lo cuido, pero también me hace sentir culpa y vergüenza, la gente sacrifica la salud y su bienestar por las cosas que aman y yo me cuido y me pongo como prioridad antes de mis deberes. En fin, estoy en este ciclo de nunca acabar, pero quiero terminarlo, quiero saberme tranquila y feliz. 

jueves, 14 de enero de 2021

¿En verdad hay algo mal conmigo en el sexo?

Qué tal mis queridas lectoras, este escritor está llenándose de nuevos libros, historias y experiencias ¿preguntan por mi proyecto de tesis? Dejen disfrutar mi momento, en fin. En las ultimas entradas que vieron compartidas les relaté mi experiencia de ruptura amorosa y por si leyeron cuidadosamente o si es que lo leyeron, seguro notaron que el sexo era un problema que me afectó en demasía durante esa relación. Por un lado, porque bien me sentía muy insegura de haber iniciado mi vida sexual dadas las circunstancias en las que crecí y por otro lado porque nunca supe cómo, siempre pensé que el sexo era de una forma y yo lo experimentaba de otra. Debo aclarar que tuve momentos sumamente placenteros y buenos, no voy a mentir que amé con locura a mi ex pareja y que lo pasé tan bien. Pero la presión constante en la que fui sometida durante mi relación en la que nunca me sentía cómoda en cuanto a temas relacionados al sexo, mi mentalidad abstraída en que algo estaba mal y mi desmotivación para tener iniciativa me orillaba a comenzar a pensar que yo era el problema y que estaba descompuesta, tanto así que justo fue lo que más destruyó mi relación y me hizo pasar momentos sumamente dolorosos porque creí que quizá ya no amaba a mi pareja-además de otras cosas como mi inestabilidad mental-, o no podía satisfacer las necesidades que surgen dentro de la dinámica de pareja. Pero no, la realidad es que ahora estoy trabajando con una psicóloga y me ha ayudado a ver que soy normal, totalmente normal, simplemente era ignorante. En el libro de una sexóloga llamado Come as you are: the surprising new science that will transform your sex life de Emily Nagosky nos ayuda a conocernos más a nosotras mismas y responde preguntas desde la ciencia sobre las cosas que suceden en tu cuerpo y mente cuando estás en determinadas situaciones, porque, cuando entramos en este juego de compararnos con otros y en este caso, tu pareja (hombre), te das cuenta que ambos tienen distintos modos de excitación y diferentes formas de sentir, querer sentir como hombre no es la solución. Y exactamente, este problema sobre sentir como hombre nos sigue desde mucho tiempo atrás, pues al parecer muchos de nosotros nos educaron sexualmente-o mejor dicho nos autoeducamos-, con pornografía, la cual está totalmente dirigida a hombres. Entonces vemos estás mujeres lujuriosas y calientes con el primer rose de un vato, y esa no es la realidad, la verdadera sexualidad resulta muy distinta a la pornografía o incluso a las películas. No diré que las hay mujeres a-sí, no soy especialista en el caso, pero si es un poco peligroso-o al menos así lo veo-, porque además de generarnos inseguridad en cuanto a nuestra sexualidad para con nuestra pareja, estos vínculos son necesarios para la empatía entre pareja, si tu pareja entiende las cosas que te gustan y cómo te gusta te sientes cómoda y protegida, esto dirige a mejores caminos a la relación. Claro, el sexo no lo es todo, pero si es otra manera de demostrar amor y sentirse amado.

En fin, creo que la principal moraleja de esta experiencia es que no habría motivo por el cual autodenominarnos idiotas cuando las eventualidades no son lo que esperábamos, que nos equivocamos porque lo ignorábamos, no teníamos esa información para que saliera “bien” o con mejores resultados, es ser humilde ante la vida y comprenderte a ti mismo que no puedes saberlo todo y percatarte cuando no tienes el conocimiento de algo te dirige a nuevos caminos para aprenderlo, entre más hemos de descubrir veremos que conocemos muy poco en comparación con lo que resta del conocimiento, así que todo se reduce a esa frasecita de Facebook: cada tropiezo es un aprendizaje. YYYYY LEAN EL LIBRO!

viernes, 8 de enero de 2021

Mujercitas

Después de una ardua jornada de trabajo en la computadora, la relajación para el día siguiente me dejó sin ideas para seguir con mis tareas de maestría o siquiera con mi trabajo de tesis, la verdad es que, como saben ustedes, la ciencia es maravillosa, pero nunca ha sido para mí aunque siga aferrándome a ella. En fin, no es un escrito sobre mis aficiones y frustraciones sino de algo en lo que me sentí identificada totalmente. Retomando el hecho de que estaba relajándome de la ardua batalla contra mi frustración en la maestría, la película Mujercitas saltó a mi vista. Tengo que admitir que me reusé mucho tiempo de verla o incluso leer el libro porque alguna vez mi padre me dijo que era de unas hermanas que encuentran el amor “y esas payasadas”. Pero, aunque no he leído el libro, la película me pareció muy cautivadora, la construcción de personajes, realmente me dejó anonadada. Uno de ellos en particular, la protagonista, es una mujer que siento que a muchas nos representaría porque al igual que ella, quería romper con todo símbolo de lo que dictaba la sociedad para ser mujer y que en sí nuestro fin era la unión con una pareja, yo también sentía vulnerabilidad por el hecho de enamorarme, de querer lo que generalmente piensan que las mujeres quieren, una familia. Y yo también traté de convencer a muchas personas, qué el amor no lo es todo y mucho menos indispensable para el buen vivir. Soñadora y cínica, trataba de romper la caja en la que nos introducía la sociedad, cuando en mi caso era más por entrar al juego de ser única, no ser banal o superficial como las mujeres son o como el mundo las describe, incluso la feminidad o a lo que llaman femenino me parecía como si la satisfacción de los demás de verme con vestido, fuese una herida en mi ego y mi dignidad. Y bien me jactaba de pensar que me estaba construyendo para ser única, inteligente, madura e insensible ante los encantos del amor, pero jamás ser como las otras, sin embargo este también es un sendero que se dirige al mismo lugar, la aprobación entre gente que busca a la chica única, así como en películas de adolescentes donde el más popular de la escuela se enamora de la persona invisible para después denotar que no es que seas invisible, es que no traes la ropa adecuada o el maquillaje adecuado, entonces encajas y eres única pero con los aditamentos que te hacen lucir bella para los demás.

Ahora que he crecido, caigo en cuenta que la realidad es otra, no tenemos que ser nada o esforzarnos por encajar o no encajar, el hecho de existir nos hace únicos, la vida, el ambiente, las circunstancias son las que te construyen y luchar por un ideal, un ideal donde estás aceptándote ser es la mayor madurez alcanzada, porque es cuando puedes verte y reconocer lo que eres, sólo así hay una oportunidad para interiorizar ideas y generar cambios.

Volviendo a la película, el mensaje está un tanto forzado porque creo que da a entender de que un ideal es tan estéril e impenetrable que no se puede cambiar de rumbo, pero las personas somos diferentes cada día y cambiamos de ideas todo el tiempo, es mucho más simple que quedarse con algo para siempre, también nos dice que el amor (romántico) se encuentra más de una vez y todos los papeles con las que cumpla una mujer están bien, siendo esposa, madre, hermana, escritora, música o actriz, los sueños de unos no son los mismos de otros y está bien soñar con lo máximo pero lo simple es igualmente sublime.

Vean la película, al fin Emma Watson actúa un poco mejor y bueno, en general las demás actuaciones son buenas. En edición dejaron mucho que desear, pero creo que la dirección y la construcción de escenas salvaron esta parte. No sé de fotografía, pero es muy agradable a la vista, en fin. Excelente fin de semana, lectores míos.

viernes, 1 de enero de 2021

¿Has sanado?

Mis queridos lectores, la ruptura de una relación es caótica, triste y merecedora de llanto. Hay muchas fases que podría desglosar en este momento para su aprendizaje y para catarsis mía: 

La primera, el convencimiento: el llanto y el pensamiento profundo de los momentos buenos, de las cosas hermosas que vivieron juntos te convencen que debes regresar, que fuiste tú el equivocado porque añoras cada instante hermoso que viviste. 

La segunda es igual de triste, el ensimismamiento de hallar una causa de lo que te llevó a romper lazos–si es que fuiste tú quien lo hizo–, sintiéndote doblemente equivocado por la decisión porque la mente sólo recuerda lo bello que viviste junto a esa persona. 

La tercera, la remediación: deseas con todas tus fuerzas regresar a él, quieres remendar todo error porque te culpas a ti mismo de la ruptura, fuiste tú quien se equivocó.

La cuarta, aceptación: después de todo no tienes por qué regresar quizá tiene nueva pareja o ya no se interesa por tí, aceptar que terminó, pero sigues culpándote a ti mismo de lo sucedido, hasta esta parte sigues pensando que todo estaba bien. 

La quinta, resignación: no es posible volver por más que creas que es una buena idea, él te odia en tus pensamientos porque –como dije antes–, fuiste tú quién erró, pero te resignas e intentas seguir. 

La sexta, replanteamiento: te preguntas la causa de la ruptura, quieres saber y recordar por qué llegaste a cierta decisión si todo estaba bien, pero el recuerdo queda difuso ante tus pensamientos.

La séptima, el recuerdo: estás ávido de respuestas, pero es como si todo hubiese sido borrado de tu mente, sin embargo, forzas a la mente llegando de nuevo al verdadero motivo y después de tanto, descansas. 

La octava, la realidad: el recuerdo llego a tí y te preguntas qué hacer con eso, cómo aligeras el dolor y resuelves que, no eras el único equivocado y es lo que lo aligera. 

La novena, la resolución: te percatas de que, la mejor forma de comprender un rompimiento, es comprenderte a ti mismo, es entender la causa de tu infelicidad te llevó a donde estás y tomas responsabilidad de tus actos, pero también que aunque no supiste comunicar tus necesidades,  aprendiste que él no cumplía con las mismas y nada de eso está mal, idealizar tampoco está mal, conformarse con algo por el hecho de que ya existe de ese modo es lo que no está bien, comunicar lo que nos apetece y llegar a acuerdos en los cuales ambos puedan llegar a satisfacerse mutuamente es lo más óptimo para continuar con algo que está roto. Entonces dilucidas que nadie estuvo equivocado, que fueron humanos sin herramientas para llegar a una solución, que apenas eran aprendices del amor, pero perdonas y te perdonas a ti mismo, es parte de la vida y lo aceptas con amor, agradeces lo vivido y te retiras orgulloso de saber que lo has superado, has librado esta batalla, te llevas un aprendizaje nuevo; un aprendizaje que se agradece porque te impulsó a mejorar ya que, las ansias de sanar te comían el alma, ahora sientes  paz, dejas ir el pasado y aseguras tu presente.