Diario no 1.
26/10/16
Las cosas van de mal en peor, cada vez me siento más culpable de mi falta de exigencia a mi misma y mi falta de concentración. Lo que realmente me molesta es que apesar de esforzarme demasiado fracaso en mis objetivos, ya sé, creo que tengo que esforzarme un poco más. La verdad es que aunque el cálculo me parezca la cosa más maravillosa, se necesita algo más que mis conocimientos comunes y corrientes en biología, cada vez que miro a mi profesor me inspira un montículo de disciplina e interés exorbitante por la clase, en general creo que necesito un poco de más pensamiento abstracto; no es algo fácil de conseguir pero siempre pienso que nadie nace sabiendo, por ende podría aprender. Por otro lado, la biología me esta diciendo a gritos que no es lo mío, que el arte de escribir, o las artes en general son la cosas por las cuales debí luchar desde pequeña, me siento un tanto arrepentida por muchas malas decisiones que he tomado sólo para demostrar mi capacidad, y he llegado a la conclusión que esta capacidad no da para más que frustración. Sin embargo, aunque viva con este peso, me mantengo al margen y lo doy todo, tal vez no con gusto, pero lo merece, la ciencia es algo que no cualquiera, se necesitan innumerables aptitudes para brillar en ella, la amo y aunque no estaría conforme dedicarme a ello, jamás he claudicado para su aprendizaje. Ahora me dirán, ¿a qué viene este sermón? Pues a nada es sólo un diario de un ser humano frustrado. ¿Querías filosofías de vida o reflexiones? Lo siento mucho, sólo soy yo y mi antipatía. Sé que durante todo este tiempo había coerta cavilación en diversos temas pero llegué al punto en el que he dejado de analizar cada momento, me he adentrado a la rutina, y es satisfactorio a mi ser, cada vez la monotonía es parte de mi y me gusta. Permanecer en esta zona es una de las cosas más cómodas que he hecho, en fin.
He conocido a alguien que es magnífico, a pesar de mi estado de crisis, este ser ha resultado ser un amortiguador de la situación.
