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jueves, 3 de agosto de 2017

Método infalible para una excelente charla

Método infalible para una excelente charla 

Muchas veces me había interesado la manera en que la gente se comunica. Pero ¿cómo podríamos categorizar una buena charla? Resulta que, en los últimos días he analizado mis interacciones con otras personas y llegué a la conclusión de que el mundo (las personas) adora más que a nada ser escuchado, interrogado e incluso juzgado. ¿Por qué? Otro misterio de la humanidad que se tiene que resolver. 

Resulta que a la gente en general no le importa lo que hables, le importa lo que le has escuchado. Existen tres tipos de personas: las que hablan de sí mismas sin parar, las que escuchan y las que analizan. 

   Las que hablan de si mismas 

Este tipo de gente conforma a la mayoría, al menos 98 de cada 100 personas se hallan en esta categoría. Son aquellas que siempre tienen algo que decir, pero de sí mismas: actividades, filosofía, conocimientos, etc. Tan interesantes se parecen a si mismos que se explayan en cualquier tema—que les interese. Y esto no es malo, pero si dos personas de esta categoría charlan, no se tiene buen resultado, ambas se van a repeler lo más que puedan. 

   Las que escuchan

Esta categoría posee un mérito extraordinario, encajan perfectamente con las que hablan de si mismas, sin embargo el error de estas personas es que no preguntan. Atienden perfectamente, incluso pueden comentar, otorgar confianza, son buenas dando consejos en dos oraciones, dan un apoyo incondicional, dejan que la habladuría fluya sin interrumpir, hablan poco pero nunca de si mismas. 

Pero ustedes no están aquí para una descripción de gente en una charla sino que quieren aprender a mantener una excelente charla, por lo cual su objetivo es ser una persona que analiza. 

El análisis en una plática es la clave de charlas duraderas y buenas, pasarás excelentes momentos hasta con los adultos que no prestan atención—sí, esos adultos que preguntan pero no les interesa. 

   El análisis 

Esto no es más que aprender a escuchar, no importa lo que las personas digan, tú escucha. Siempre habrá un momento de silencio, cuando lo haya, es tu momento del análisis. Este análisis consiste en simples preguntas ¿quién? ¿Cómo? ¿Que pasó? ¿Dónde?, cuando hayas contestado todas esas preguntas será el momento de hablar. Utiliza toda esa información y repítela. Así es, repítela pero interrogando. Lo que lograrás es algo extraordinario, obligarás a tu locutor sentirse saciado, liberado de toda la palabrería que tiene para decir, aprenderás tanto de él como él podrá aprender de ti ya que se interesará en lo que tengas para contar. El objetivo de las charlas es el intercambio de información, aprender, escuchar y liberarse; y esto mis buenos lectores es el equilibrio, un equilibrio dentro de una charla.