Capítulo 15
2 de febrero
Querido Diario
Hoy me atreví a tocar su puerta, siento que ha de pensar barbaries y media de mi, sin embargo no pierdo la esperanza de que sea la indicada.
Toqué su puerta y no tardó en abrir, con sus ojos asomados detrás de su puerta dijo "¿qué se te ofrece?", ¡ay no!, me avergonzaba saber que sólo iba con un pretexto cualquiera para hablarle, pero no podía dejar de pensar en esos ojos tan bonitos que carga, son muy claros pero es un color que no podría describir, en fin; dije lo primero que a mi mente vino —sólo quería saber si quieres salir a tomar un café— tenía en cuenta que me rechazaría o que diría una simple excusa para echarme de ahí —si lo deseas, tengo un muy buen café, ¿gustas pasar?—.
No lo creía, mi corazón bombeaba más sangre de lo normal, y el sudor de la frente comenzó a ser cada vez más abundante. Su casa es muy bonita, a pesar de ser un hombre sólo, es muy ordenado, posee un gran librero que abarca toda una pared, y no bastarle, en uno de los cuartos tiene montañas de libros, acomodados por tamaños y no logré mirar bien, pero al parecer estaban en orden alfabético, su terraza estaba llena de bonitas flores, la sala tenía 3 cuadros, uno de DaVinci, Gustav Klimb y Dalí, creerás que lo sabía pero no, él me lo dijo y tenía ciertas razones por las cuales los cuadros estaban colgados en orden, pero no recuerdo con certeza.
Tomamos el café y de la nada salió un conversación algo incómoda, mi interés estaba por otro lado cuando me preguntó —¿cuánto es que vives en tu departamento?—
—mi hermana Mariana nació y mi mamá decidió comprarlo porque se suponía ser más grande, serían ya doce años—
—¿Y cómo es que no conocías a Lúbia desde un principio?—
—¿Lúbia?, a Lúbia nadie la conocía, era como un fantasma, un alma en pena, nadie la podía ver. Un día que mi hermana llegó de la escuela, estaba muy asustada y sorprendida, decía que en el primer día de clases, los profesores mencionaron a una tal Lúbia, ella estaba ahí pero conforme pasó el tiempo, su nombre en la lista fue desapareciendo, y mi hermana lo olvidó por completo, los exámenes de Lúbia se quedaban en el escritorio y nadie escuchaba una sola palabra, me causaba tristeza el caso de la supuesta Lúbia, creía que mi hermana exageraba, todos hemos tenido un compañero a quien nadie le habla, pero Lúbia era completamente invisible, y lo noté desde su nota, era una prueba fiel de que existía, que no era una alucinación de mi hermana o mía—
—¿Entonces usted no sabía de su existencia?—
—Entre murmureos, se decía que la veían, que era el alma perdida de una niña—
—¿creían realmente que Lúbia estaba muerta?—
—si, ¿por qué pregunta acerca de la niña?—Se notaba en su cara que estaba terriblemente nervioso, y temblaba de las manos.
—porque cuando la miré por primera vez, me recordó a mi hermana—
Quedé sin palabras, no quise averiguar nada acerca de su hermana, no tenía ningún deseo de arruinar un momento que probablemente cambiaría mi vida. Seguiré con el resto en otro momento. Buenas noches queridísimo diario.