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martes, 9 de diciembre de 2014



Esta es una nueva sociedad, una sociedad que a penas conozco, tal vez siempre ha sido así, tal vez estaba cegada por mi inexperiencia, por mi ingenuidad de todo lo que me rodea y con lo que vivo día a día.


En un fin de semana, no he de expresar con certeza cuál, asistí al cumpleaños de una compañera de la universidad, el festejo me pareció un tanto familiar más que otra cosa pero mientras el tiempo seguía su curso, los animales del zoológico escaparon de sus jaulas, no entendí cómo ni cuándo es que pasó, y las leonas iban con los leones, alocadas, extasiadas, con una enorme necesidad de ser amadas, y las sustancias brincaban de un lugar a otro.


Yo no soy una puritana, pero tampoco libertina, no soy una persona sin vicios porque al igual que esos leones y leonas, soy consumidora de sustancias nocivas para lo que soy, sin embargo he de comentarles, a aquellas personas que, si para divertirse es necesario besar a un desconocido o dejarse apretar y lamer cada parte de su cuerpo, que piensen qué es lo que reflejan en esas acciones, yo veo reflejada a la educación de los medios de comunicación, la falta de amor propio, una persona ansiosa de atención, son mujeres no juguetes, son hombres no vividores, aprendan a una vida llena de verdadero amor, amor al mundo, a sí mismos, vivan un romance, vivan la realidad, porque la realidad no está en las cosas banales como lo vicios, está en lo que se vive día a día.


Reclamamos a gritos nuestra libertad y nos esclavizamos a un vicio, decimos que queremos un cambio, y no comenzamos por nosotros mismos, vendemos nuestra propia alma al diablo sin darnos cuenta y cegados pensando que yendo a hacer bulla recorriendo la ciudad, nos voltearán a ver, pero no se necesita hacer algo estridente para que el mundo cambie.


Desatando violencia, no se logrará nada, reúnanse a la lucha y concéntrense en el objetivo sin gritos, sin maneras groseras, porque un pueblo noble, es un pueblo que vale millones, millones de esperanzas, siempre se han mantenido callados, pero ahora es el momento, es el momento de dar el golpe de paz, el golpe de un pueblo pacífico que quiere y aspira a que sus derechos sean respetados, vivir en un país justo, así lo lograremos, y si hemos de derramar sangre por propagar paz, que en la conciencias de los asesinos quede, nuestro país no está solo, no sólo existe la gente mala, existe gente justa con hambre de inmortalidad.

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