Translate

martes, 28 de octubre de 2014

Sin presencia (12)



Capítulo 12 


Caminaba por la calle, cuando al alzar la vista la vi... Sonriente, estática, entre colores blanco y negro, al mirar la descripción de Lubia me percaté de que su madre no tenía idea del color sus ojos. Una de las muchachas que habitaban el departamento 608, se acercó a mi — que bella niña era, yo que jamás la conocí, nadie la conocía hasta que dejó su última nota— peinándose la ceja con el dedo y acomodando sus pestañas —¿su última nota?—pregunté —si, he charlado con los vecinos y enviaba bellas notas, nadie sabía quién era el loco de las notas, hasta que en la última, dio el adiós a cada uno de nosotros con su nombre escrito al final; imagino que a usted también le llegó la suya— 


— no, soy nuevo aquí. No me sorprendería — 


— si le parece, podemos subir al departamento para que se la muestre— 


— sería encantador, gracias—


Subimos y noté que la muchacha volteaba para mirarme y sonreía, al llegar al departamento me dijo en voz baja que esperara, escuche que les advirtió a sus hermana que se comportaran y abrió finalmente la puerta, el lugar era acogedor, un hogar con aromas dulces, y colores llamativos, las tres niñas que esperaban en el sillón, me miraban alegres, fijamente, evaluando cada parte de mi cuerpo.

Para mis queridas flores de girasol

Cada una de ustedes me causa un sentimiento extraordinario, en ocasiones he aspirado a se como alguna de ustedes.
Mi bella Diana eres una criatura llena de dones, hermosa y alegre. 
Juliana, no puedo creer cuanto tardas en peinar tu cabello, es hermoso, y tienes un buen corazón.
Dalia tu nombre podría describir mil cosas y Mariana desde el momento en que te vi supe de tus aptitudes a la ciencia, eres muy talentosa.
A todas las amo y quiero de verdad pero esta es la última nota que escribo pues Iré a un lugar lejano en donde haré realidad cada uno de mis sueños. 
Perdonen por no haber hecho algún contacto con ustedes, pero soy débil y nada valiente.

Atentamente Lubia 

Sin presencia (11)

Capítulo 11

Mi buen lector, se preguntó usted: ¿qué está pasando? Pero es algo que no he podido describir desde que este sentimiento llenó cada parte de mi cuerpo, no puedo suponer nada sólo el hecho de que me encontraba realmente confundido, ella con sólo 16 años de edad, tan delicada e inocente, diferente, y yo, un hombre con el doble de su edad; me había enamorado de una niña, y no me imaginaba con nadie más, la quería tener entre mis brazos y decirle cuan enorme es el amor que se encontraba en mi alma por ella, y en mi mente cada poema de amor me la hacía imaginar. 

Pero me percaté de que soy un hombre más, que se deja llevar por sus pasiones, un hombre con vicios, tan destructivos como el amor, y que aunque hubiese encontrado a un ser igual a ella que me amara, encontraría la imperfección en ello, porque buscamos lo que menos podemos conseguir y cuando lo conseguimos, dentro nuestro, sentimos un placer exorbitante. No existe la perfección, mi querido lector, es inexplicable porque el simple hecho de que no sea la única y verdadera Lubia, todo se va a la fosa del olvido.

Escuchaba llorar a su madre noche tras noche, con cierta esperanza de encontrar a Lubía, y al verla en el pasillo, me miró con desprecio e ira, se acercó a mi diciendo —usted la tiene, yo lo sé, usted se la llevó. ¿Cree que no me daba cuenta de como la desvestía con los ojos?— fue uno de los momentos más odiados de mi vida, la sexualidad no era uno de mis temas favoritos, no me considero de aquellos que mienten acerca del sexo y resulta ser más que un pervertido. Pero hablar de ello es como hablar de Dios con un cristiano, usted sabe mi querido lector, que el sexo es más que una conexión, es fuego, es agua, es un mundo nuevo, y no es sólo un acto, es un musical, una obra, un concierto, es un ritual que debe ser realizado con el amor del mundo, es la mejor parte cuando se halla al amor, pero aunque estuviese enamorado de Lubia, ella no me inspiraba sexualmente, ella me llenaba de placer con solo verla, estar enamorado me es más placentero que desnudarla y tenerla sobre mi cama.

domingo, 12 de octubre de 2014

Sin presencia (10)



Capitulo 10 


Ah mi querida Lubia, como deseo verte, escuchar tu voz, besar tus mejillas rosadas que contrastan bellamente con tu piel blanca, como deseo, como deseo, como deseo...


Si en mis últimos días me diesen a elegir el Jardín del Edén o besar tu boca, tus labios me sabrían más dulces que la miel, y me a cobijarían entre sueños hermosos, no habrían cosas más bellas que tú, Lubia como deseo verte cada vez que te pienso, regresa, tómame entre tus brazos y llévame a donde estás, no importa si desde el infierno me hablas, no importarían las llamas, no importaría desdicha alguna entre los traidores o los violentos, los que están aún más alejados del amor; vaya pero que incongruencias digo, estoy tan cegado por la pasión que olvidé por un momento que el infierno sólo posee odio y terror; pero creo en el amor más que en Dios, el infierno o el cielo. Llévame contigo, te ruego mi bella Lubia, que esa dicha jamás habría de terminarse, lo sé, sería un hombre finalmente, me encontraría con mi plenitud, bella Lubia apiádate de este corazón. 






Atentamente Tu querido amigo