Translate

jueves, 24 de junio de 2021

De desventuras a aventuras

Que tal mis queridos lectores, esta escritora está de vuelta y creo tener nuevas anécdotas para contar. 

A veces pensamos que el amor que tuvimos en algún momento era tan intenso y tan único que seríamos incapaces de amar nuevamente. Tu mente lo hace tan real que te parece casi como el fin del mundo, pero–sonará a cliché–, el amor si llega en muchas formas y en varias oportunidades. Como ustedes sabrán corté con mi anterior pareja y fue devastador, ciertamente hice un escrito sobre ello y después conocí a alguien con quien quedé cautivada. Tan cautivada que me sentía en la capilla del amor y tan digna que sentía ya no necesitar o estar en busca de algo. Sin embargo–como todo–, tambien terminó. Pero lo que aprendí de la primera relación antes mencionada fue que no es el fin del mundo y viví mi duelo, ahora con esperanza, con la frente en alto, más fuerte y segura que nunca y conocí–o mejor dicho–, me reencontré con alguien a quien sólo miraba porque no me sentía digna. Sin embargo, la nueva yo se aventuró a una nueva andanza, la andanza inesperada del amor. Tan rápido y genuino se dio todo, que ahora no puedo esperar a volver a verle. Ahora mi corazón palpita de entusiasmo cuando escucho su nombre, ahora mi mente deja volar pensamientos de todos tipos de modo tal que los positivos permanecen. No todo es miel sobre hojuelas, aun me hace falta trabajar en mi y en mi apego emocional, pero estoy segura de que, así como he avanzado en muchos aspectos, podré hacerlo con esto y al fin me sentiré mucho mejor.

Como en todo, he aprendido que siempre hay dificultades y por obviedad nada es perfectamente bueno. Lo cual me hace pensar más racionalmente y puedo permitirme de todo, sin reprocharme y llorar por aquello que no fue como hubiese querido. Ahora puedo disfrutar cada instante y veo mis días como una oportunidad para remoldearme para mi tranquilidad y estabilidad emocional. Ahora sé que puedo usar mi privilegio para todo lo que venga.

Me siento plena y contenta, pero porque sé que puedo mejorar y puedo luchar contra los más terribles demonios que cargo. 

En conclusión, si hay esperanza–dejando de lado que tuve privilegios–, hay modo de sobrellevar las cosas de una manera amable, compasiva y amorosa para contigo mismo. Es la que cuesta aprender, pero créanme que de verdad es posible y vale la pena–si tienes los recursos para ir a terapia, claro.