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viernes, 23 de septiembre de 2016

La elegancia de las palabras


Durante mucho tiempo pensé que la elegancia de la escritura se encontraba en las palabras más rebuscadas, sin embargo mientras ha pasado el tiempo, la literatura ha evolucionado de tal manera que lo más sencillo es más popular y por ende se convierten en "Best sellers", no me encuentro en contra de la literatura pop, en efecto Wells alguna vez dijo que entre más sencilla sea tu redacción, mejor será para el público, ya que el propósito es dar a entender una idea no un crucigrama; pero si pensamos detenidamente, el propósito de un escritor es lograr un vínculo filosófico con su lector, hacerlo reflexionar acerca de lo que se ve tan cotidiano pero resulta ser más complejo de lo que parece, si no es así, supondría yo que cualquier persona es digna de escribir—bien—, pero no estoy aquí para hacer una crítica subjetiva de la literatura popular sino una "revisión" breve de en qué casos la escritura y composición no necesita de tanto alarde para ser bueno y otros que iremos mencionando.
Mientras escuchaba las canciones mayormente famosas de Juan Gabriel, analicé detenidamente cada una de sus letras; este cantautor mexicano, me ha parecido un genio de la música, ya que creó magníficas obras sin tanto rebusquejo en sus letras, de hecho me parece la persona más natural y menos pretenciosa que pudiese imaginar, si usted lee alguna se podrá percatar de que es como si él mismo estuviese platicando amigablemente de temas selectos con cualquier persona; no es como la poesía Pedro Calderón de la Barca, Pablo Neruda, Rubén Darío o Sartre— que no voy a negar que adoro su poesía—, pero hace de la lírica, una lírica agradable e inconfundible. Yo me daba a la idea, de que la escritura había perdido su encanto con las nuevas generaciones, de lo que no me percataba es que los tiempos no serán los mismos que antes y todo está sometido a un cambio. Si, no voy a negar que disfruto mucho más una lectura de Poe a una de Katzenbach, pero es otro momento, otro siglo y la vida evoluciona, además que, como sucedió ese salto entre el romanticismo y el realismo, este no sería la excepción, y los finales del siglo XX e inicios del XXI nos traen su literatura pop, y aunque Alberto Aguilera Valadez no fue un poeta que usase de manera descomunal la connotación o palabras no de mucho uso común, conmovía exhaustivamente a su público, por lo cual, aquello de que los escritores nuevos cada vez pierden más calidad es falso, ya que cumple con el objetivo, llega al corazón del público y transmite lo que desea. Sé que dirán que no es un escritor plenamente, sin embargo sigue siendo un poeta que musicaliza su poesía, y tiene mayor mérito porque agregar música a la lírica hace de tu obra, una obra trascendente.
Otro caso se halla en Susan Collins, no puedo presumir que he leído toda su saga por lo que daré una crítica breve: esta escritora me parece interesante que quiera volver a los clásicos, un intento medianamente fallido pero su escritura sigue siendo buena, está claro que es dirigido a los jóvenes que gustan de la lectura por lo que no existe ninguna dificultad al leerlo y además la historia penetra en el subconsciente dando como resultado unas cuantas cavilaciones después de leer de la obra de esta mujer. 
Un caso del que no quería hablar, pero tenía que hallar uno contrario es el de John Green, este hombre ha hecho cientos de libros pero son la monotonía andante, no quiero ser aburrida ante esta literatura pero disfruto más a Paulo Coelho que John Green; aunque trata de hacer de un amor juvenil, un amor filosófico y dramático. Este hombre trata de rebuscarlo, de "encontrar el hilo negro" de la literatura juvenil pero sigue siendo un escritor estándar, y siendo fácil de leer y predecible—para mí—, me parece soso, aburrido y sin emoción alguna, lo cual hace de su lectura una pérdida de tiempo, y no quiero agregar que lo acuso de plagio pero una de sus historias es idéntico o muy similar a Un grito de amor desde el centro del mundo, pero me he explayado demasiado con este escritor, continuemos. 
John Katzenbach, Stieg Larsson, Thomas Harris, Stephen King entre otros, que escriben novelas policiacas y de suspenso, son escritores que me parecen excelentes en su materia, con un estilo periodístico y de narrativa hacen de la lectura, un momento intrigante y bello, pero aunque el cuerpo de la historia sea excelente, lo arruinan con un final que deja mucho que desear. 
Pero hay alguien que sale de la forma estándar de cualquier otro escritor contemporáneo, George R R Martin. No sólo por su fama que ganó con la serie de televisión sino la maravilla de mundo que creó; fusionó lo más impresionante y bello que pudiese imaginar un hombre. Es un escritor que de la manera más elegante y sutil, te adentra a su lectura, que juega con el cariño que siembras en los personajes y te los arrebata, es imposible predecir el desenlace dela historia, sin embargo George R R Martin no escribe con simpleza, podría incluso compararlo con Tolkien, y ambos poseen ese estilo tan peculiar y ortodoxo a la literatura clásica. 
Puede usted notar que agregué ejemplos de un ser que escribía simple y directo pero era excelente, otro que trataba de agregar a su escritura simple un pequeño rebúsquejo y logró un buen trabajo, uno que intenta ser profundo pero fracasa en el intento, y por último uno que hace de la lectura actual volver a un clásico de antaño. Por lo tanto, en mi opinión no se necesita de palabras rimbombantes o un exceso de connotación sino saber jugar con las palabras y endulzarlas al máximo.

Parece que odio inmensamente a John Green, pero no, es muy respetable su trabajo sólo es una crítica, nada más. 

viernes, 16 de septiembre de 2016

¿Por qué?

Este escrito es para aquellos lectores que siguen el blog, indagan y preguntan acerca de si dejaré de escribir de amor. Ya estoy cansada, hasta me parece soso, y es tan molesto porque no podemos hablar a la ligera de "amor". Lo digo porque quienes me conocen y leen el blog, se consternan porque creen que me veo en la capilla del amor y quedan preocupados por mi "tristeza" que manejo en los escritos. Así que, es tiempo de parar, además no puedo dejar el tema rotundamente, ya que Sin presencia y Un mundo en ocasiones utópico, son historias de amor. 
Entonces en conclusión: no dejáremos de hablar de amor, el amor sigue en el blog, pero ya no habrá más cavilaciones acerca de esto, sólo las historias inconclusas—O tal vez si, pero lo dudo—, deseo con todo el corazón, que siga teniendo el mismo éxito que antes y sólo queda agregar que agradezco mucho su interés y preocupación por el nuevo rumbo del blog. 

Esperemos que el cambio sea para bien.  
Siempre suy@ Último Artista.  

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Los no-humanos

La ciencia me parece una genialidad, es la descripción exacta y además elegante de la naturaleza, podría decir—y no es incorrecto—, que la ciencia es la creación más bella que ha hecho el hombre, pues él mismo le ha dado su significado y en otro universo esto quedaría difuso. 
Lamentablemente, la ciencia ha tomado un rumbo drástico, en donde las personas que la practican se vuelven no personas1, pero supongo que antes de juzgar a un científico y sus ideologías, hay que pensar un tanto más holísticamente:
·         “Un científico—o en su mayoría—, no es religioso”, este artificio ha sido creado para sobrellevar la vida misma, explicarse el porqué de las cosas de una manera mística y fantástica, pero un científico utiliza lo que posee y lo que está a su alcance para demostrar la justificación de los fenómenos, entonces ¿tendría sentido creer en algo fuera de la razón?, en otros casos podría creer en Dios, pero no un Dios antropomorfo, sino un Dios definido como el todo y nada a la vez. Todo y nada porque hemos también de sumar a esto los vacíos que se encuentran en el universo. 
·         “Un científico es escéptico”, y lo agrego a parte porque la religión no incluye a las pseudociencias. Sí, aquellas ciencias que se manejan de métodos diferentes que no cabe demostrar en absoluto a los ojos de las matemáticas o de experimentación. 
·         Los científicos son las personas más cultas y ávidas de todo el conocimiento, no sólo se dedican a su materia sino que también aman todas las artes, de antemano saben que el conocimiento está para aprovecharse, que es su único y verdadero objetivo, no sólo para saber mucho sino para hallar la verdad, una verdad semi-absoluta, maleable y explicable al menos en este universo. 
·         “Un científico es práctico”, lo que más se le admira es su manera en la que vive la vida, no imagino ser uno de ellos, son prácticos hasta en el amor, saben cómo, cuándo y dónde. Jamás se encuentran con decisiones a medias, son o no son y punto, si no pueden conquistar a alguien a su manera no se traumatizan a sí mismos con su fracaso, aceptan sus circunstancias, no están para la autocompasión; pero si se trata de su materia, no hay manera de evitar su ensimismamiento, entregan todo, son obsesivos.
·         “Las relaciones humanas les parecen esenciales”, esenciales sólo para su salud y el deber, sin embargo argumentan que la soledad es una magnificencia, es el estado que más adoran esterilizar, en efecto las personas que más celan la soledad. 
Hemos llegado al término "no-personas": lo más humano que conozco son los sentimientos y la razón—no una razón de cociente o una proporción—, a este término le otorgo la definición de personas que no poseen sentimientos, aunque los científicos gustan del arte, lo miran despectivamente, aunque aceptan y se deleitan con ello, siempre encuentran una manera de poder desmentirlo, un ejemplo es con las metaforas, siempre han de encontrar una manera de desmentir que las metáforas: "no pueden ser ciertas porque... Blah blah". Es obvio que las metáforas no son una razón lógica, es una imaginación, una idea finita y única maquillada bellamente, por consiguiente no es real y no habría porqué explicar si lo es o no. 
Un animal como nosotros comprendería este sexto sentido, el sentido de plasmar una realidad fantástica, una minuciosa revisión de la naturaleza pero adornada idealmente, el ser científico, lo mira como es, no se desvía de nada más que las cosas que son visibles, tangibles y comprobables al menos teóricamente. Y a pesar de que la física, química, biología etc. Son ciencias que se guían por la imaginación2, su argumento de comprobación es la matemática que la avala. Y dentro de las ciencias sociales nada. 
Yo no me dedico a las ciencias sociales, así que esto no es un discurso de si una u otra es mejor o peor, sino argumentar que a pesar de todo no dejemos nuestro sentido humano, ese ser espiritual que éramos desde un principio. La ciencia es la cosa más pletórica de belleza, pero no por encontrar vidas artificiales3, en las que hemos de facilitar el momento, es decir, “la tecnología” y hemos evolucionado para permanecer en la tierra más tiempo del requerido, no significa que dejemos de ser un humano. Tampoco es para bombardear a la ciencia, es simplemente un llamado para que vuelvan a sí mismos y mediten su condición. Sólo se les dejo la pequeña tarea, mediten, lean, aléjense de la pantalla un minuto—literalmente porque sé que el tiempo de producción es oro—, y miren la diferencia.

1No se altere continúe leyendo y comprenderá, estos escritos jamás tienen estructura.
2Se guían por la imaginación porque no se puede observar, un ejemplo de ello, los átomos.

3Vidas artificiales me refiero a los beneficios médicos, un ejemplo, las prótesis.

domingo, 4 de septiembre de 2016

La suerte

Lo sé querido lector, este escritor también se encuentra harto de siempre escribir del mismo tema, pero ¡basta!, este blog dejará de hablar de amor y sus desilusiones, y renacerá en algo igual de intrigante. 

La suerte 

Uno pensaría a primera instancia que la suerte es nada más que sucesos aleatorios que se hallan a favor o en contra de nuestros fines, digamos que la suerte es cuestión de perspectiva—Estaba a punto de definirla con la RAE, pero sus definiciones no me convencen de todo, usted juzgará—, por ello le llaman buena o mala suerte. Pero ¿existe en realidad la suerte?, la suerte no se trata de algo espiritual o místico, más bien—digo yo—,es circunstancial, es causa y efecto. El tiempo es meramente aleatorio, en un principio se definía con una cosa lineal, sin embargo ahora resulta ser una dimensión, una dimensión que no se puede ver, no se puede tocar pero influye en nosotros, una prueba de ello, la senectud. También —supongo yo, ya que no es un tratado de física, filosofía o sociología— la suerte se encuentra dada por el tiempo, y me parecen tan correlacionables entre sí. Para un mejor entendimiento a lo que quiero interpretar en este escritoagregaré un ejemplo: usted suponga un momento, cualquiera, digamos aquel mejor día de su vida. Yo amo inmensamente mencionar que nos hallamos en un mar extenso de posibilidades, entonces tome una, cual desee, y ahora se ha levantado de la cama, aún no amanece, siente los ojos pesados y el cuerpo adolorido, se levanta con esfuerzo y toma una ducha, el agua que cae sobre su rostro es fría, los ojos cada vez se sienten menos pesados y siente su sangre menos espesa, sus músculos se relajan; ha terminado el baño, se viste, se arregla el cabello, se perfuma, se mira continuamente en el espejo y se sonríe a si mismo con una frase significativa que sólo y nada más a usted le motiva tanto. Es un día feliz, un día prometedor, corre para llegar a su destino, y todo fluye magnificamente, ha llegado puntual, sus objetivos del día no han puesto resistencia, y todo es maravilloso. En un momento de descuido, usted mira que un hombre llora amargamente, usted no desea entrometerse y lo ignora, minutos más tarde lo mira de nuevo y el hombre permanece ahí, con la cara hinchada y sus mejillas húmedas, él lo mira a usted y ya no hay remedio, usted se acerca y pregunta acerca de su estado, el no contesta pero usted insiste. Para no hacer esto más largo, el hombre finalmente se abre a usted y a pesar de ser un par de desconocidos, charlan de manera tal que ambos se inspiran empatía, una profunda confianza germina y florece en una amistad, buena e infinita. Ahora piense en cómo la suerte influye; pudo haber pasado que ignorara al hombre, que no llegó a su destino, muchas otras circunstancias y la mejor de todas fue elegida por la suerte o por usted, pero todo en un preciso momento y lugar. ¿Alguna vez ha pensado en el hubiera? Dicen que el hubiera no existe, pero aquí hemos dejado los paradigmas de la gente y sí existe, el hubiera es una opción, sigue ahí, está en tu mente, y siendo más filosóficos, si somos el pensamiento de alguien, seres compuestos de hilos de átomos entonces lo que se halla en su mente también existe. Me va a decir que no hay sentido en este escrito pero he llegado a la conclusión de que entre más se piensa en lo cotidiano, lo cotidiano deja de tener sentido, y uno cavila hasta el cansancio, y todo hasta el mundo se vuelve absurdo. Sólo le dejaré una tarea, piense en una justificación para cada cosa, por qué se levanta por las mañanas, por qué trabaja, por qué necesita seguir vivo, para qué necesita mantener vivos a otros. ¿Lo ve? ... Ahora, regresando a la suerte, ¿existe la suerte? ¿Qué es? ¿Es una fuerza misteriosa? Obvio no, la suerte es sólo el momento y espacio, nada más.