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domingo, 4 de septiembre de 2016

La suerte

Lo sé querido lector, este escritor también se encuentra harto de siempre escribir del mismo tema, pero ¡basta!, este blog dejará de hablar de amor y sus desilusiones, y renacerá en algo igual de intrigante. 

La suerte 

Uno pensaría a primera instancia que la suerte es nada más que sucesos aleatorios que se hallan a favor o en contra de nuestros fines, digamos que la suerte es cuestión de perspectiva—Estaba a punto de definirla con la RAE, pero sus definiciones no me convencen de todo, usted juzgará—, por ello le llaman buena o mala suerte. Pero ¿existe en realidad la suerte?, la suerte no se trata de algo espiritual o místico, más bien—digo yo—,es circunstancial, es causa y efecto. El tiempo es meramente aleatorio, en un principio se definía con una cosa lineal, sin embargo ahora resulta ser una dimensión, una dimensión que no se puede ver, no se puede tocar pero influye en nosotros, una prueba de ello, la senectud. También —supongo yo, ya que no es un tratado de física, filosofía o sociología— la suerte se encuentra dada por el tiempo, y me parecen tan correlacionables entre sí. Para un mejor entendimiento a lo que quiero interpretar en este escritoagregaré un ejemplo: usted suponga un momento, cualquiera, digamos aquel mejor día de su vida. Yo amo inmensamente mencionar que nos hallamos en un mar extenso de posibilidades, entonces tome una, cual desee, y ahora se ha levantado de la cama, aún no amanece, siente los ojos pesados y el cuerpo adolorido, se levanta con esfuerzo y toma una ducha, el agua que cae sobre su rostro es fría, los ojos cada vez se sienten menos pesados y siente su sangre menos espesa, sus músculos se relajan; ha terminado el baño, se viste, se arregla el cabello, se perfuma, se mira continuamente en el espejo y se sonríe a si mismo con una frase significativa que sólo y nada más a usted le motiva tanto. Es un día feliz, un día prometedor, corre para llegar a su destino, y todo fluye magnificamente, ha llegado puntual, sus objetivos del día no han puesto resistencia, y todo es maravilloso. En un momento de descuido, usted mira que un hombre llora amargamente, usted no desea entrometerse y lo ignora, minutos más tarde lo mira de nuevo y el hombre permanece ahí, con la cara hinchada y sus mejillas húmedas, él lo mira a usted y ya no hay remedio, usted se acerca y pregunta acerca de su estado, el no contesta pero usted insiste. Para no hacer esto más largo, el hombre finalmente se abre a usted y a pesar de ser un par de desconocidos, charlan de manera tal que ambos se inspiran empatía, una profunda confianza germina y florece en una amistad, buena e infinita. Ahora piense en cómo la suerte influye; pudo haber pasado que ignorara al hombre, que no llegó a su destino, muchas otras circunstancias y la mejor de todas fue elegida por la suerte o por usted, pero todo en un preciso momento y lugar. ¿Alguna vez ha pensado en el hubiera? Dicen que el hubiera no existe, pero aquí hemos dejado los paradigmas de la gente y sí existe, el hubiera es una opción, sigue ahí, está en tu mente, y siendo más filosóficos, si somos el pensamiento de alguien, seres compuestos de hilos de átomos entonces lo que se halla en su mente también existe. Me va a decir que no hay sentido en este escrito pero he llegado a la conclusión de que entre más se piensa en lo cotidiano, lo cotidiano deja de tener sentido, y uno cavila hasta el cansancio, y todo hasta el mundo se vuelve absurdo. Sólo le dejaré una tarea, piense en una justificación para cada cosa, por qué se levanta por las mañanas, por qué trabaja, por qué necesita seguir vivo, para qué necesita mantener vivos a otros. ¿Lo ve? ... Ahora, regresando a la suerte, ¿existe la suerte? ¿Qué es? ¿Es una fuerza misteriosa? Obvio no, la suerte es sólo el momento y espacio, nada más. 

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