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domingo, 7 de agosto de 2016

Renunciemos al amor.

Imagínate mi querido lector, tú que bellamente amas la vida, que cada momento, es un momento que tomas para mejorar, que miras del arte y ansías con todo tu ser poder crearlo de igual manera, que observas cosas con una genialidad extrema y tus sentidos son atraídos, de tal manera que quisieras aprender ello, más y más, el conocimiento te llama y te está diciendo "soy todo tuyo, tómame", no buscas otra cosa que la inteligencia, ese don que el mundo envidia, cela, un don no muy común en la sociedad actual. Dirás que estamos en momentos en los que nuestra juventud lo sabe todo, pero lamento tener que informarte que "inteligencia" no es saber mucho, la memoria es lo de menos, lo importante es saber aplicar el conocimiento y resolver problemas, eso es inteligencia. Sí, imagina que estás en busca de ello, que lees endemoniadamente, estudias, te haces preguntas, te ejercitas, ejercitas tu cerebro, eres ambidiestro, ¿y todo para qué? Para una sola cosa, la inteligencia. Pero a pesar de navegar con la bandera de felicidad uno no se puede alejat del mundo, no podemos evitar dejar de ser influenciados por este, y llega un momento que no esperas, tan sublime, bello, incluso mágico, en el que conoces al amor. Te preguntas ¿qué es eso llamado amor? Y como excelente humano te das a la tarea de investigar al amor, hallar sus secretos, descubrir un conocimiento nuevo, donde te percatas de una sola cosa "el amor es una perdida de tiempo", has indagado tanto que el amor no sirve más que para volverte un idiota; no bromeo, ni estoy creando metáforas, mientras magnifican al amor, mientras el arte lo hace ver como lo más indispensable, en realidad es casi una enfermedad, una táctica más para reproducirse. No quiero amargar lo que describen como lo más hermoso, pero son sensaciones de un adicto, partes de tu cuerpo colapsan y dejan de funcionar, partes del cerebro, órgano que celas más que nada, y te preguntas ¿en serio dejaría mi concentración y claro raciocinio por amor? Tus cavilaciones quedan inconclusas, amas tanto el arte que sentir amor suena magnifico, sin embargo no solo amas el arte sino que las ciencias exactas que demandan también de tu cariño, ¿y qué te queda? Un sin fin de ideas y crisis existenciales por las cuales quedas del mismo modo: sin concentración y siendo un idiota. Y finalmente lo aceptas, después de todo sabes que el mundo es vulnerable al amor y tu no eres la excepción, te dejas llevar, lo ves como algo natural, tu escepticismo no te lo impide y así como deleitas las obras más hermosas, así comienzas a deleitar sus crímenes. Te dibujas a ti mismo y observas que realmente el amor es un estado de embriaguez maravilloso, sabes de todo lo que implica pero no te aflige, te dejas llevar por la corriente, no importa a donde te lleve, estás a su disposición, como un ser sin ideales ni pensamientos, sólo estás tú y el río; el agua que está mojando tu piel es placentera, y el movimiento se vuelve casi relajante, de hecho se siente tibia, le otorgas tu confianza y cierras los ojos, abandonándote en él, ya no importa la inteligencia ni la dirección del río, es momento de creer en el destino de modo tal que te dibuje feliz o te arranque de este momento que disfrutas para llevarte a un abismo sin fondo, donde estarás cayendo, con vértigo y perdido en la oscuridad. No sabes tu fin, pero te dejas llevar. 

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