Translate

domingo, 23 de agosto de 2015

El nuevo modo

Iremos a una cita, aunque el término cita se escucha con aire extrangero, digamos que veré a alguien, es un alguien maravilloso, casi la pieza perfecta que encaja conmigo, es tan parecido a un cuento, somos inseparables, casi como hermanos y es tan bella la vida a su lado, podría decir que los momentos que le sostengo la mirada me estremece; no es educado, mucho menos atento, es un poco perezoso y la critica—destructiva—es su pan de cada día. Aunque no me encuentro conforme con ciertos gestos o actitudes que toma, me es agradable, se pasan de repente con algunas otras cosas bellas que tiene. Siento en ocasiones que es arrogante, presuntuoso y falto de sentido común, pero es bueno conmigo; me da buenos consejos—aunque jamás los sigo—me alienta a mis metas, me dice en lo que fallo. Tal vez no significa que sea descortés sino que es demasiado honesto. No me interesa, lo que importa es este secreto: creo que me he enamorado.
Ahora ya no importa, de hecho me gusta, éste es mi modo, el modo en que, a pesar de que no estamos destinados soy feliz, que aunque escuche de sus nuevas conquistas me alegra—creo que ya les he comentado en otra ocasión—me es indiferente que no me quiera como yo a él; además que, como dijeron alguna vez "el amor se basa en pensar que somos amados", Y como soy rebelde de la filosofía de vida de otras personas, opino que yo amo porque quiero, no porque necesite que me amen, es menos complicado. No puedo hurgar en su cabeza y leer el archivo de su relación conmigo.
Y dirán que es un amor imposible por ser su amiga pero no, de hecho estuvo a punto de hacerse realidad pero me fastidio con facilidad y le tengo un amor bello, un amor que no quiero que se acabe hasta que me apetezca, además amo la adrenalina cuando se acerca, y las ansias de besarle ¡Dios mío!, son sensaciones que me hacen ser como soy. 
Me gusta cuando me rechaza, pues me hace escribir mucho mejor que cuando todo va bien; dicen que a las mujeres les gusta la mala vida pero no es que me guste la mala vida sino que más que amarlo a él, amo escribir, leer, escuchar música melosa y tener utopías en mi cabeza que jamás han de desaparecer porque yo las creo. Son utopías en otras dimensiones que de pronto se hacen tan reales que en mis momentos hago lo que quiero cuando quiero. Por ejemplo, si quiero verlo sólo a los ojos, así, nariz contra nariz, frente contra frente, con los ojos bien abiertos, sus manos envueltas en las mías; lo hago hasta cansarme, hasta que concilio el sueño; no podría hacerlo en la vida real, me considerarían loca, y no es porque me importe del todo lo que digan sino que es algo muy personal, algo que en mi mente es maravilloso, es eterno y a mi complacencia. 
Tal vez le he roto el corazón—no lo sospecho, lo hice, él me lo dijo—, pero en esos momentos me encontraba más embelesada por otro ser maravilloso que de él. 
¿Qué si me atraía en ese momento?, sí, bastante, desde el momento que me descubrí en él, lo amé. Pero el otro ser, era igualmente maravilloso, inteligente, bien parecido, pensábamos exactamente igual, pero al recordarlo, al momento en el que hacía mi utopía, a mi mente llegaba una gran amiga; uno no puede crear fantasías con gente que está en compromiso, es irrespetuoso.
He llegado a la cita, llegará tarde, lo sé, tengo la mala costumbre de ser puntual—odio esperar, por lo que evito que me esperen, jamás me ha gustado que la gente pase malos ratos por mi causa—, y que además, lleguen treinta minutos tarde. No importa, puedo leer, aunque creo que no leo con todos mis sentidos porque pienso en el momento que ha de llegar; medito, organizo mis ideas y planeo mis movimientos—no es fácil estar tan cerca de alguien por quien piensas durante las noches, o que hablen de amor y su rostro domine tu mente—, debo ser cautelosa, los impulsos siempre han dominado al hombre, más por amor, y no pienso ni por un momento dejarme llevar por mis instintos, por lo tanto, si se encuentran en la misma situación he aquí una pequeña guía para hacerlo—me sobra tiempo, y estoy inspirada—, amerita un poco de destreza pero no es cosa de sabios.
• Si por algún momento se acerca demasiado, no le evadan, ni mucho menos cambien la vista, mantengan un ritmo, sean naturales, den pasos cortos, digo cortos porque—como ya lo dije—, se debe ser natural al máximo. 
• Si en su opinión, el tema es muy polémico, jamás piensen en evitarlo, éste se debe terminar y llegar a una conclusión, y tampoco den la razón, manténganse firmes a sus encantos. 
• Cuando hablen de amores, eviten que los celos se afloren en su ser, sean indiferentes a su coqueteo con otras personas, en esto si deben asentir en todo y alentar a que no se desanime con su conquista, que sepa que es capaz y además crees enteramente en su habilidad, porque si le quieres, es preciso que se sienta satisfecho(a) consigo mismo(a). 
• No elabores demasiados cumplidos, es incómodo y si quieres permanecer en aquella zona de confort—como amigos—, en la que tu única responsabilidad es dar consejos y apoyarle hasta el final, es mejor que los evites en su mayoría. 
• Si tus ansias te comen el alma, invítale a una actividad con mayor movimiento, así no estará tan cerca y tus pensamientos de enamoradizo se desvanecerán por un momento. 

Por ahora son mis consejos porque ha llegado, lo miro desde lejos y mi corazón palpita desenfrenado, pero me controlo, sólo respiro y continúo, ahora sonrío, él no sonríe y sudo frío, los pies se calientan y tiemblo, pero me controlo, todo se maneja con la respiración, en una frecuencia constante y profunda. 
Me cuenta de sus ultimas vivencias, no tiene muchas pero en su mayoría son de sus nuevos amigos y su afición por la literatura, me es interesante, dejo que se explaye y doy mi opinión, comento un poco de ello y camino, él desea sentarse pero como ya lo dije en uno de los consejos: sentarse no es una alternativa, en esta situación se debe ser dinámico. Pero también amo cumplir sus caprichos, por lo tanto bien podría yo soportar un poco de tranquilidad y relajación, cuando se encuentren en una situación parecida, no se sienten muy cerca—recuerden que los instintos son mortales—, tampoco se alejen demasiado, un espacio sutil, que no se percate que tratan de evitarle. 
Ha terminado el martirio, caminamos, ahora yo hablo de mis crisis existenciales y él escucha con atención, comenta y como es usual, me otorga otro de sus consejos. Lo dice dulcemente, con una elocuencia que siempre admiro, sereno y despacio, muy pocas veces se extasía, pero debe ser un tema doblemente maravilloso. El tiempo pasó efímero, las horas más cortas de la vida, es tiempo de irse y es inevitable. Ahora no quiero, no quiero despedirme, pero él lo desea, está hambriento y es tarde; trato de hacer una plática más amena para que se quede, pero ha terminado, ahora le pido un consejo, ahora ya no hay nada que decir, hemos dicho y hecho todo. Lo veo marcharse, lo llamo para armarme de valor pero recuerdo mi zona de confort, sólo sonrío y le digo adiós. 
A veces me arrepiento pero recuerdo que las relaciones no es una habilidad que yo posea, me aburro, me encelo, me desvivo, invade mi mente, luego lo olvido, la amnesia me arrebata el amor y lo dejo, como un niño que crece y deja abandonados sus juguetes. Jamás soy la indicada, dicen que jamás dejo ver mis sentimientos, que no soy cariñosa, que yo no amo, dudan de mi, de lo que siento, como si yo fuese un hielo, pero no, nadie me conoce. Soy enamoradiza, amo el romance, al amor en todas sus formas, siempre escribo de amor, canto al amor, a su decepción, leo de amor. Sin embargo acepto que el amor no permanece, se queda durante tres meses o uno se acostumbra a las personas. Éste es mi modo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario