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miércoles, 30 de diciembre de 2020

Contigo aprendí

El pasado 28 de diciembre el músico Armando Manzanero paso a mejor vida–suponiendo que hay una forma de vida después de la muerte–, y como fiel seguidora de la música hecha por y con amor, reproduje mis canciones favoritas toda una noche, lamentándome amargamente por amor, que como dice Oscar Wilde, cualquiera que sea su categoría, es la única explicación plausible para la inmensa cantidad de dolor que hay en el mundo. Y dentro de sus canciones llegó una de las más especiales que me hicieron sentir empatía por lo que quizá, inspiró al autor. También, me hizo pensar que después de este lastimoso momento de mi vida encontré a un ser que me ha enseñado más de lo que podría imaginar, quizá es por su formación, quizá por lo dura que ha sido su vida, quizá por otras cosas que aun no tengo conocimiento, pero de muchas personas que me han enseñado, él me ha mostrado parte del mundo que yo desconocía.

En nuestra relación de "no lo sé", hemos tenido dificultades por mi causa–mi falta de desapego por mi última pareja–, sin embargo me regaló muchas enseñanzas y descubrí en él una madurez mental tan grande, que en las horas y horas de las que nos permitimos platicar, jamás había sentido tanto cariño y amor: que la espera con amor siempre regresa en forma de cosas buenas. Que la paciencia, la dedicación y la constancia, construyen cosas extraordinarias. Que siempre hay tiempo para estar y disfrutar, siempre se abren nuevas puertas para nuevas vivencias. Que el dolor es parte de la vida y nadie se libra de dicha batalla. Que dejar ir también es un modo de amar y dejar ir amorosamente es el arte que pocos saben crear. Que aunque hayamos dado todo y con amor, siempre hay componentes que no se pueden controlar, pero dar paz al prójimo por mera empatía es símbolo de aceptación, cordura y razón. Que reconocer las imperfecciones abre caminos para mejorar. Que deconstruir al amor como mucho tiempo se ha concebido es de las maneras más bellas de generar un lazo digno de preservar. Que madurar es ser claro en tus sentimientos y emociones. Que dejarte llevar por la orquesta del amor es más que seguir la música y bailar a su ritmo, es entregarlo todo para avivar el fuego y si la llama jamás enciende, se acepta orgullosamente y uno se aleja por el simple hecho de amarse a uno mismo. Que el buen trato debe ser la norma y no una singularidad. Que se requiere de amor propio para no mendigar amor y que aunque somos desdichados en el mismo, siempre queda por ultimo un chispazo de esperanza porque, como dijo Shakespeare, ningún alma hay ni tan necia ni tan fea que al cabo no logre ser amada.  Pero sobre todas las cosas: que amar es un privilegio y sentirse amado un regalo de la vida para sentirse más pleno. 

Fin

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